Pisos de madera y paredes blancas, una base armónica

Hoy develamos las leyes de la composición en casas con pisos de madera o símil madera (pisos flotantes, vinílicos, etc.) y acabados blancos en las paredes, el lienzo de partida para lograr una armonía visual y una estética ¡impecables!

Los pisos de madera, tanto como los símil madera, constituyen un excelente base a la hora de diseñar el ambiente, especialmente si están combinados con paredes pintadas de blanco. Estas leyes de la composición que aquí te proponemos, aplicadas a esta combinación, te ayudarán a destacar como un artista toda la estética de tus ambientes.

 

Variedad en la unidad

Cuando en diseño hablamos de «variedad en la unidad», con unidad nos referimos al conjunto de elementos decorativos: muebles, accesorios y adornos. Y la variedad se refiere a sus cualidades o características expresivas de los objetos: color, tamaño, forma y textura. Entonces, únicamente tienes que empezar seleccionando los elementos más grandes, y a partir de allí puedes jugar con las gamas que más se adapten a tu gusto, estilo y a la arquitectura de la casa. La clave es compensar. Por ejemplo: las paredes (que son grandes superficies planas) abarcan gran parte del ambiente, y al estar pintadas de blanco se perciben desnudas y vacías. Los pisos de madera tanto como los pisos símil madera, por su parte, equilibran con los cálidos colores de la madera y con sus texturas aportan presencia natural. Compensa la composición con sofás (que también abarcan dimensiones grandes, pero con cualidades como: curvas y suavidad) tapizados en colores saturados, intensos u oscuros, y complementa el equilibrio con muebles de madera o hierro más pequeños, accesorios y adornos en tonos contrastantes y/o estampados en colores y texturas a juego.

 

Unidad en la variedad

Que haya variedad no significa que debas colocar un montón de objetos y cosas sin orden. Lo que te recomiendo es, en primer lugar, elegir el tono de la madera y las paredes. En este caso, nos hemos decidido por pisos flotantes en tono roble blanco y paredes igualmente blancas, aprovechando toda la luz natural del sitio. El segundo paso es seleccionar los objetos que ocuparán mayor espacio: muebles, cortinas, y alfombras. Luego, con los accesorios más pequeños, combina tamaños, texturas, colores y estilos con armonía, para que todo se pueda percibir como un conjunto, eso es unidad.

 

Equilibrio ¿asimétrico o simétrico?

El equilibrio visual de una composición (aplicado al diseño de interiores) consiste en crear una relación entre los objetos de manera que se perciban con un “peso visual” igual, o similar. Siguiendo la primera regla, para un espacio asimétrico (un ambiente que, dividido mentalmente a la mitad, difiere con la otra mitad en cuanto a su estructura o sus características) se aplica la primera regla: a grandes vacíos, vanos, colores claros o blancos y de texturas lisas; corresponden como respuesta espacios cargados, saturados de color o texturas. Un ejemplo muy bueno son los ambientes con vanos de un lado y escalera o muros imponentes al otro.

 

Relación visual simétrica

Una relación simétrica del espacio, establece que cada mueble, cada accesorio, adquiere una importancia proporcional al tamaño de los metros cuadrados que ocupa en ambos lados. En tal sentido, lo que prevalece es reflejar a modo de espejo el espacio contrario. Es digamos una disposición más fácil, pero depende únicamente de tu gusto y estilo.

Con estas reglas básicas de disposición y combinación, podrás llenar tus espacios de la manera más acorde a tu personalidad, tomando como base la relación de armonía entre los pisos de madera y las blancas paredes.